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domingo, 21 de septiembre de 2008

AMOR Y AMISTAD

AMOR Y AMISTAD

En este mes se celebra en nuestro país una muy famosa fiesta llamada “amor y amistad”, la cual por motivos comerciales, se celebra el tercer fin de semana de septiembre y se conoce como Día del Amor y Amistad. A esta práctica se sumó el dar otro tipo de regalos como rosas y chocolates, normalmente regalados a las mujeres por los hombres. Es común la tradición del amigo secreto, que consiste en sortearse un papelito con el nombre de un amigo sin que este sepa quién es y posteriormente se entregan los regalos en una reunión.
Lo importante es conocer porque se celebra y cuales son sus orígenes.
Pues bien cuentan las leyendas que por allá en el año 270 d.c., el emperador romano Claudio II publicó un edicto que prohibía el matrimonio a los hombres jóvenes, pues Roma los necesitaba para la guerra. En aquella época Valentín un sacerdote no considero el decreto, por lo cual decidió casar a los jóvenes enamorados a escondidas. Al ser descubierto fue llamado por Claudio II el emperador y Valentín se dedico a hablarle del cristianismo, lo cual le costo ir a la cárcel. Allí preso el vigilante decidió retarlo a que le devolviera la vista a una hija suya, Julia, que nació ciega. Valentín al conocerla se enamoró de ella, aceptó el reto y en nombre del Señor, le devolvió la visión. El oficial y su familia se convirtieron en cristianos. Tiempo después en la víspera de su muerte, Valentino le escribió una última carta a Julia pidiéndole que se mantuviera cerca de Dios y la firmó “De Tu Valentín”.
Se dice que Valentín era un cristiano que hizo amistad con muchos niños. Los romanos lo apresaron porque se rehusó a adorar a sus dioses. Los niños extrañaban a Valentín y le tiraban pequeñas notas a través de las rejas de su ventana. De ahí el intercambio de mensajes que se estila en la actualidad. Valentín fue ejecutado el 14 de febrero del año 270, cerca de una puerta que más tarde fuera nombrada “Puerta de Valentín” para honrar su memoria. Cuenta la leyenda que Julia plantó un Almendro de flores rosadas junto a su tumba y hoy, el árbol es un símbolo de amor y amistad eterna.
Por esta razón en muchos países esta fecha se celebra como el día de San Valentín fecha en la que los novios o esposos se expresan su amor. Se celebra el 14 de febrero, igualmente se le denomina día de los Enamorados y se ha extendido a otros países, como Japón, China y Taiwán.
Esta festividad principalmente se introdujo en los países de habla hispana en España mediados del siglo XX, con el motivo de incentivar la compra de regalos.
Frente a todo este tratado de historia, decidí consultar que nos habla la Biblia acerca de estos hechos, y es muy sencillo cualquier mortal tiene claro, El libro es un tratado de amor, en esencia Dios es amor
Ese amor con nuestra pareja
En Proverbios 5:19.
Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo!
El amor de los hijos también lo podemos ver en salmos 103:17
Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos.
Génesis 26:23
De allí Isaac se dirigió a Berseba Esa noche se le apareció el Señor, y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, que yo estoy contigo. Por amor a mi siervo Abraham, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia.»

El amor a Dios
Mateo 22:36-38
Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? 37"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente" [a—le respondió Jesús—.38 Éste es el primero y el más importante de los mandamientos.
1 Juan 3
1 ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.
Deuteronomio 11
Amor y obediencia al Señor
1 »Amen al Señor su Dios y cumplan siempre sus ordenanzas, preceptos, normas y mandamientos.
Salmos 36:7
7 ¡cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo *ser humano halla refugio a la sombra de tus alas.
Juan 3:16
16 »Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo *unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Y tu prójimo:
Deuteronomio 15:7-9
»Cuando en alguna de las ciudades de la tierra que el Señor tu Dios te da veas a un hermano hebreo pobre, no endurezcas tu *corazón ni le cierres tu mano.8 Antes bien, tiéndele la mano y préstale generosamente lo que necesite.
Mateo 22:39
Hablando de los mandamientos de la ley Jesús dice: El segundo se parece a éste: "Ama a tu prójimo como a ti mismo."

Y la amistad como se reconoce:
2 Samuel 1:26
¡Cuánto sufro por ti, Jonatán, pues te quería como a un hermano! Más preciosa fue para mí tu amistad que el amor de las mujeres.
Salmos 25:14
Sámej 14 El Señor brinda su amistad a quienes le honran, y les da a conocer su pacto.
Proverbios 27:9
9 El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo.
La amistad se puede tomar como la cuota inicial del amor, como veíamos en los pasajes bíblicos que por de mas son muchos, encontramos que su esencia esta en el amor, como podemos relacionar con los demás tener amigos o profesar un amor por nuestra pareja, nuestros hijos o familiares, aun por nuestros amigos si no llevamos a Dios en nuestro corazón. Aprovechemos esta ocasión para reafirmar nuestra relación con nuestros seres queridos, con un pequeño mensaje, una llamada, disfrutar de un tinto, un refresco o una reunión por corta o pequeña que nos permita estrechar nuestros lazos de unión con aquellas personas que hacen parte de nuestra vida y compartir con nuestros amigos un pequeño detalle.





Crea o no crea en la ocasión,
no olvide comenzar el día con un beso y un abrazo honesto seguido de un
¡feliz día!

sábado, 6 de septiembre de 2008

La seguridad de la esperanza

Estimados amigos:

Quiero dejarles un interesante articulo escrito por DAVID SOMMERVILLE

en un sitio cristiano muy interesante, de unos muy buenos amigos lamado :

COMPROMISO CRISITIANO.COM el cual los invito a visitarlo.

Nos veremos": las palabras de despedida de mi padre la última
vez que lo visité. Palabras comunes, pero que me sacudieron,
porque él y yo sabíamos que, debido a su enfermedad, no nos
veríamos más en esta vida.
Para mi padre fue normal hablar de la vida del más allá y obrar
casi como si ya la estuviera viviendo. Hablaba siempre con
entusiasmo, de lo que se esperaba encontrar en el cielo, y sobre
todo del encuentro que tendría con el Señor y con los grandes
personajes de la Biblia. Y sin embargo no hubo en él nada de lo
irreal ni de lo místico. Gozaba siempre de buena salud y era
sumamente activo, un nombre de múltiples intereses y proyectos.
Simplemente, aunque nunca había visto el cielo, lo tenía siempre
presente.

Su manera casi prosaica de hablar del más allá habrá
sido chocante para algunos. ¡A veces decía que si el Señor le
dejaba elegir su trabajo allí, quisiera ser -como docente de alma
que era- Inspector de Escuelas! La vida celestial era una
realidad, una esperanza que casi se había cumplido ya, pero que
al mismo tiempo nunca perdía toda la magnificencia, la majestad y
la riqueza poética con las cuales la Biblia la describe. Hubo en
su pensamiento una combinación perfecta de la prosa real de la
vida que satisface día a día, y de la poesía gloriosa de lo
inimaginable de lo que se espera.

Con el ejemplo de mi padre, quiero subrayar uno de los errores
fundamentales en nuestra manera de pensar acerca de la esperanza
del creyente: el error de dividir la vida en dos partes, la de
ahora y la del más allá, y hacer que la línea divisoria sea el
momento de la muerte. El Antiguo Testamento puede dejarnos en
duda, pero el Nuevo Testamento con su revelación más completa,
nos aclara el panorama. Cuando habla en Juan 5:24, de pasar de
muerte a vida, no se refiere al momento de la muerte física (la
que se describe como un "dormir",1 Co.15:20-51; 1 Te.4:13-14),
sino al momento cuando Cristo comienza a ejercer su señorío en
nuestra vida. Esta idea es totalmente contraria al pensamiento
humano.


Para la mente humana, vivimos y luego morimos; para la
mente divina, estamos muertos y luego vivimos. Y esta vida, la
vida eterna, la vida del Hijo de Dios en nosotros, la empezamos a
vivir en el momento de nuestra regeneración, la seguimos viviendo
cuando morimos físicamente (aunque Dios no nos ha dado detalles
de la vida sin cuerpo), y la seguiremos viviendo en el cuerpo
glorificado cuando nuestro Señor Jesucristo vuelva en su segunda
venida. En muchos sentidos, la vida que poseeremos por toda la
eternidad, la poseemos ahora, desde el momento de nuestra entrega
a Cristo. La Biblia habla de la salvación en tiempo pasado
(2 Ti.1:9), en tiempo presente (Fil.2:12) y tiempo futuro
(1 Pe.1:5). La salvación futura es una continuación, una
perfección de la salvación ya empezada, y en algún sentido
depende de lo que ha sido nuestra vida en la tierra (2 Co.5:10).
Desde el momento en que Dios nos imparte la vida de su Hijo por
el Espíritu, vivimos no solamente en el tiempo, sino también en
la eternidad.


Comenzamos a compartir la vida de Dios, y la
compartiremos para siempre. Ahora la vivimos imperfectamente, perocon un profundo deseo de poseer todo lo que significa; un día la
viviremos en toda su plenitud de la gloria soberana de Dios.
"Ahora vemos por espejo, oscuramente -dice Pablo a los Corintios más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero
entonces conoceré como soy conocido".

¿Por qué vemos tan poco de esta esperanza en muchos creyentes?
¿Por qué hablamos de la felicidad de dejar esta vida y estar con
Cristo, y sin embargo hablamos como los demás acerca de la
muerte, y nuestra vida se desarrolla como si nunca pensáramos en
su venida? Hay la sensación de que muchos creyentes preferirían
no dejar el mundo demasiado pronto, porque tienen sus planes
hechos a largo plazo y no quieren que se interrumpan.

¿Por que no
decimos con la plena confianza de Pablo : "Más quisiéramos estar
ausentes del cuerpo y presentes al Señor"; y: "Porque para mí el
vivir es Cristo y el morir es ganancia" ? ¿Porqué no clamamos conlos primeros cristianos "Maran-ata" (El Señor viene) y "Amén, sí,
ven Señor Jesús"?

Para contestar, vuelvo al ejemplo de mi padre. Deseaba con todo
su corazón vivir la vida de Cristo, pensar los pensamientos de
Cristo, hablar las palabras de Cristo y hacer las obras de
Cristo. Quería vivir en este mundo la vida eterna. Quería que
todo su ser se imbuyera de la esperanza de estar con Cristo, y ya
se regocijaba en las primicias de esa esperanza.

Su esperanza para el futuro fue tan real y tan vívida que su vida
diaria estaba fundada sobre la primera etapa de esa esperanza.
Esperaba concientemente ser promovido a los lugares celestiales,
porque ya vivía en ellos.

"La certeza (y el gozo) de lo que se espera" es para quienes aquí
y ahora poseen la mente y el corazón de Cristo, para quienes
están acostumbrados a vivir la vida del cielo. Para ellos la
venida de Cristo será la realización total de lo que tanto tiempo
han vivido deseando. Entrar en las moradas celestiales será un
paso increíblemente emocionante, pero, a fin de cuentas, será un
paso normal.